Hoy en Tertulia Cinéfila, hablaremos un poco sobre la película colombiana Los Niños invisibles, dirigida por Lisandro Duque Naranjo, estrenada en 2001.
El contexto del film, se desarrolla bajo la idiosincrasia, costumbres arraigadas, familias tradicionales y religiosas, creencias e imaginarios tan propios como los reinados de belleza, la virgen del Carmen, el cura que se vale del pulpito para acusar lo que a su parecer está mal, el santo escapulario y por qué no la misma brujería, el culebrero o los ‘espíritus que se levantan de sus tumbas’. Estas características describen perfectamente a los Colombianos, para ser más exactos remontándonos a mediados del siglo XX, entre los 50 y 60’s.
Es allí, en una humilde población Colombiana donde Rafael, idealiza al “amor de su vida” Marta Cecilia, como un cuerpo glorioso, celestial e incluso perfecto, un ser sublime, que en nada se asemeja con un ser humano del común, como su padre e incluso como el mismo; el deseo de comprobar si todo esto es real, lo conduce a fijarse una meta, volverse invisible para poder llegar a ella.